Muchos Economistas coinciden en que el año 2022 se proyecta como un punto de inflexión, donde se detiene la caída económica y se abre la posibilidad de una recuperación, incluso posibilidades de crecimiento económico entre 5% y 7%. Otro pronóstico que ha tenido eco en artículos de opinión, es que gracias a la dolarización parcial que experimenta la economía, se espera una estabilización en los precios al punto en que es posible salir del ciclo hiperinflacionario a finales del primer trimestre de 2022, esto no implica que la inflación desaparezca, la expectativa es que será de tres cifras bajas, probablemente continúe siendo la más alta del planeta.
Una notable apertura económica y estímulo al sector privado no petrolero, forman expectativas optimistas generalizadas que, gracias al auge del emprendimiento, pueden traducirse en una mejora en la oferta de bienes y servicios producidos en el país. Aunque estos siguen compitiendo en desventaja con los productos importados que no pagan aranceles significativos para ingresar al país.
Existe una resistencia importante a la dolarización formal del sistema financiero y no se ve en el horizonte, una flexibilización del encaje legal establecido por el BCV, por lo que el financiamiento vía crédito bancario, seguirá limitado.
Bajo estas premisas, el mercado de Valores, se perfila como la mejor opción para obtener financiamiento y proteger el valor del dinero. Los Inversores, esperan una compensación al menos equivalente a los nuevos niveles de inflación. Por lo que, en el mercado de Renta Fija, podemos esperar un ajuste proporcional en los rendimientos de los títulos emitidos por el sector privado.
Al contar con mayor estabilidad de precios y emisiones en moneda extranjera, se expande el horizonte de inversión, incrementando los plazos de vencimiento, esto tiene como efecto secundario la disminución de costos de financiamiento al reducir la cantidad de emisiones al año.
Durante el año 2021, los Papeles Comerciales se emitieron con un plazo promedio de 90 días, esto puede incrementarse a plazos entre 120 y 180 días. Se abre la posibilidad para la emisión de instrumentos con plazos mayores a un año como Obligaciones Quirografarias y Títulos de Participación, para los que estar denominados en divisas o indexados al tipo de cambio será un requisito sine qua non.
En el Mercado de Renta Variable, los precios deben estabilizarse, creciendo a un ritmo menor, manteniendo su correlación positiva con el comportamiento del tipo de cambio. Continuará siendo un mercado indexado, con nuevas OPI y nuevos inversionistas. En cuanto a los montos negociados, el mercado de Renta Fija puede continuar ganando terreno.
La Superintendencia Nacional de Valores ha adquirido un dinamismo sostenido en la aprobación de nuevas emisiones tanto de renta fija como variable. El ingreso de nuevos participantes autorizados, tanto emisores como corredores, asesores y sociedades de corretaje, podrá incrementar la profundidad del mercado, así como la liquidez de los instrumentos en circulación.
Se esperan modificaciones en el marco legal, destinadas a adaptar las reglas de juego a la situación económica actual, facilitar los trámites y depurar los recaudos para cada tipo de operación y en general incrementar el atractivo del mercado de Valores a todos aquellos que deseen operar bajo un esquema de formalidad en la cantidad, calidad y transparencia de información presentada con el fin de obtener acceso a mayores fuentes de financiamiento.
Innovación Bursátil. El conjunto de condiciones que marcan esta transformación económica abre la posibilidad de crear nuevos instrumentos, contratos y estrategias que permitan mantener e incrementar el valor del dinero en el tiempo en esta coyuntura que marcará la dinámica de los años por venir.
Atenuar la magnitud de las distorsiones en las variables macroeconómicas es un objetivo claro para este nuevo ciclo económico. Bajo la asesoría del exministro ecuatoriano Patricio Rivera, el estado ha disminuido su gasto fiscal en moneda local, limitando el crecimiento de la masa monetaria y es notorio que empresas como PDVSA, han comenzado a realizar pagos en divisas a sus proveedores, disminuyendo la presión sobre el mercado cambiario.
El BCV puede mantener un tipo de cambio estable, controlando las expectativas inflacionarias con su estrategia de intervención semanal en las mesas de cambio. Esto puede sostenerse siempre y cuando los ingresos petroleros continúen su tendencia al alza al tiempo que la producción de PDVSA se acerca al millón de barriles por día y los precios internacionales de crudo se pronostican estables alrededor de los $80 por barril.
El entorno institucional del país puede ganar credibilidad con acciones concretas orientadas al buen funcionamiento de la economía y sociedad. En la medida en que la estabilidad y libertad económica, sean los cimientos de esta nueva etapa, las variables tenderán a un nuevo equilibrio, incrementando la confianza del inversionista.